En plena crisis, EEUU construye la mayor base de espionaje del mundo
En
una pequeña y somnolienta comunidad del oeste de Estados Unidos, donde
la mayoría de sus casi 7.000 habitantes son mormones, la llamada
"comunidad de inteligencia" está levantando el centro de espionaje más
grande que el mundo haya conocido hasta ahora.
La ciudad se llama Bluffdale y se encuentra en el estado desértico y
montañoso de Utah, cuya población mira con asombro el gigante que está
construyendo el cuerpo de ingenieros del Ejército. Se trata de la nueva
base de la poderosa National Security Agency (NSA), que se
convertirá en el corazón de un colosal tablero mundial destinado a
espiar cada rincón del planeta que afecte los intereses de Washington. Es, tal vez, el paso más beligerante que da EE UU en la llamada "guerra del ciberespacio".
Carroll F. Pollett, director de la Agencia de Defensa de Sistemas de
Información (DISA), lo explicó con claridad en una sesión en el
Congreso. "El ciberespacio se ha convertido en un nuevo campo de
batalla. Ha adquirido una importancia similar a la que tienen los
otros, tierra, mar, aire y espacio. Está claro que debemos defenderlo y
volverlo operativo". En lenguaje militar, el ciberespacio es denominado "quinto campo de batalla".
El centro de datos de Bluffdale es una descomunal estructura - cinco veces el tamaño del Capitolio - que albergará la más moderna tecnología destinada a interceptar, almacenar, descifrar y analizar la compleja red de comunicaciones del globo.
Sus computadoras deglutirán inconmensurables datos captados por los
satélites, extraídos de la red de celulares y arrebatados a la Web. En
su primera etapa el emprendimiento se mantuvo en estricto secreto hasta
que salió a la luz por una investigación del periodista James Bamford,
experto en inteligencia, en Threat Leve l, un medio especializado en seguridad.
El amo de esta omnisciente instalación es la NSA, la agencia más
poderosa de EEUU, cuya capacidad y recursos dejaron muy atrás a la CIA y
al FBI. Su especialidad son las comunicaciones y el criptoanálisis. Es,
básicamente, un 'Gran Hermano' de formidables dimensiones. Para
ello dispone desde hace más de tres décadas de la polémica red de
espionaje Echelon, basada en satélites alrededor del planeta.
Este nuevo bunker de la NSA costará unos 2.000 millones de dólares y se espera que lo terminen el año próximo.
Pese al aura de secreto, medios estadounidenses adelantaron que
constará de cuatro salas de 2.300 metros cuadrados, cada una de ellas
llena de servidores. A esto hay que agregarle otras plantas, de medidas
similares, destinadas al sector técnico y administrativo. Tal cantidad
de equipos necesita un enorme poder de refrigeración y esto, a su vez,
de energía.
Se presume que consumirá el promedio de electricidad que utiliza
habitualmente una pequeña ciudad. Todo el complejo será autosuficiente.
Para los especialistas, la guerra del ciberespacio entró en una nueva y
peligrosa fase, donde el desarrollo tecnológico será fuente de poder y
control.
Datos
- Los servicios de inteligencia estadounidenses apuntan ahora a detener
los supuestos ciberataques chinos que, dicen, sufrieron agencias del
Gobierno y empresas, tanto militares como comerciales.
- En la gran guerra tecnológica desplegada por las potencias,
donde el robo industrial se convirtió en un hecho cotidiano, los grandes
enemigos para EEUU son China, Rusia, Corea del Norte e Irán.
- El nuevo bunker de la NSA costará unos 2.000 millones de dólares y se espera que lo terminen el año próximo.
- Medios estadounidenses adelantaron que constará de cuatro salas de 2.300 metros cuadrados.
¿Cómo funcionará el mecanismo?
Tomará la información recogida por los satélites - particularmente de la
red Echelon - , los datos provenientes de agencias en el exterior y las
comunicaciones interceptadas en los centros de vigilancia instalados en
el mundo para luego depurar, analizar y determinar qué es relevante
para la sede madre de NSA en Maryland.
El proyecto tiene su origen en una iniciativa que la NSA impulsó en el
gobierno de George W. Bush tras el 11/S, y se conoció como Stellar Wind
(viento estelar). Esta actividad de espionaje resultó tan controvertida
y peligrosa para los propios estadounidenses que el Parlamento se
opuso, y terminó anulándola. El punto que genera mayor incógnita en este
proyecto tiene que ver con la cantidad de datos que podrán escanear los
equipos de la NSA.
Con información de Clarín
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