“La mayor conspiración civil de la historia... es el tabaco”

lavanguardia.com
Víctor Amela Ima Sanchís Lluís Amiguet

Licencia para matar

Dice el historiador Robert N. Proctor que “las armas o las bombas no son los artefactos más mortíferos de la historia de la civilización: lo son los cigarrillos”. Con esta cita encabeza Escolà su libro Licencia para matar (Península), una denuncia asombrosamente documentada de las astutas mañas de la poderosa industria del tabaco, que abre con una historia –muy desconocida, reveladora y apasionante– del tabaco en España. Me cuenta el caso de José Calderón, con síndrome de Buerger: fumar le costó que le amputasen las cuatro extremidades, y aún así no pudo dejar de fumar: p¡arte de la responsabilidad es de las tabaqueras, que se lavan las manos. Resiste... lo que puedas.
Desde cuándo fumamos tabaco?
Colón en América vio fumar a los indios en sus rituales. Y los españoles nos trajimos hojas de tabaco... Y las metimos en Europa en el siglo XVI.
¿Imitando a los amerindios?
No: esnifábamos picadura de tabaco, a modo de rapé, para estornudar. ¡Hasta los curas esnifaban en el altar!
¿Durante la santa misa?
Sí. El papa Urbano VIII tuvo que prohibirlo en 1624.
¿Y cuándo empezamos a fumarlo?
A fines del XVIII, los bandoleros, y sobre todo durante las guerras carlistas del XIX: a caballo era más fácil fumar que esnifar. Y quedaba machote. Y se extendió.
Como el hombre Marlboro...
Murió por fumar. Los químicos de la industria tabacalera se esmeran para que el tabaco sea altamente adictivo. Y eso mata mucho.
¿Desde cuándo hacen eso?
Desde mediados del siglo XX. Lo supimos tarde, y el tabaco ha matado mucho. Ahora lo sabemos científicamente.
Pero no lo prohibimos.
La industria tabacalera es poderosísima: compra voluntades políticas.
¿También en España?
El tabaco está en la base del Estado español. En el siglo XVII se establece el “estanco del tabaco”: control estatal de las rentas del tabaco. Rajoy declaró en la revista El fumador: “fumar es una virtud”. Y Esperanza Aguirre socavó la ley Salgado todo lo que pudo.
¿Fuma usted?
¡No! En mi casa fumaban todos, mis abuelos, mis padres, mis tíos, mi hermano, desde los 13 años.., y no fumar fue mi acto de rebeldía. ¿Sabes por qué el camellito en una cajetilla?
No.
¡Para hacerlo simpático a los niños! Sabiendo que es letal: ¡así es la industria del tabaco! Se desviven por esclavizarte y matarte: ¡es la mayor conspiración civil de la historia!
Deme datos.
Mil millones de personas han muerto por tabaquismo el mundo, ¡más muertes que todas las guerras juntas! Cada año fallecen en España cerca de 60.000 personas a causa del tabaco, casi seis millones en el mundo.
Es brutal.
Tumores malignos, cáncer de pulmón, dolencias cardiovasculares y respiratorias...
Pero ya ha habido condenas contra empresas tabacaleras...
Ayudó Ian Uydess, un científico exempleado de Philip Morris, que desveló los manejos para hacerlo más adictivo. Para evitar condenas mayores, las tabaqueras norteamericanas admitieron que el tabaco es cancerígeno, ¡en 1999!: mintieron durante 50 años antes, hemos conocido informes internos que desvelan que lo sabían y lo ocultaban.
¿Cómo se defiende hoy la industria tabaquera?
Mediante lobby: organismos como la Asociación Empresarial del Tabaco –que forma parte de la CEOE– financian actividades, agasajan a intelectuales, periodistas...
Con usted no pueden...
Un día recababa información y recibí esta amenaza: “¿Tú tienes dos hijos, no?”
Eso suena muy... mafioso.
Controlan parte del contrabando, tabaco con aditivos más adictivos. Un documento revela que pensaban en el Gran Wyoming para hacer simpático el tabaco. No sé si le atrajeron, sí a Moncho Alpuente... Crearon el Club de Fumadores por la Tolerancia.
Bueno, no es tan grave...
Sí: no hay dosis de tabaco buena. Mil empleados de la hostelería ha caído en los últimas decenios en España por respirar.
Ahora ya respiran sano.
Estemos atentos. Detecto cada día mayor laxitud. En Estados Unidos, a un abogado le sale a cuenta defender al consumidor, ¡aquí no! La industria tiene grandes abogados y nuestros jueces son reticentes a condenar.
¿Por qué?
El fisco ingresa 7.000 millones de euros, esa industria es el 1% de nuestro PIB: por “responsabilidad patriótica”, no vayan a caer las cotizaciones en bolsa de los matarifes.
¿Con qué coste económico?
¡El doble de los ingresos del fisco: 14.000 millones de euros! Las enfermedades tabáquicas detraen entre el 6% y el 15% del gasto sanitario, y suma bajas y absentismo laboral... Pero el coste es incalculable: ¿cuánto vale la vida de Pepe Rubianes y de otros talentos?
Va usted a saco.
Un cigarrillo contiene 650 sustancias, un centenar cancerígenas. ¿Y el resto, con qué efectos en la salud humana? Ellos investigan y las cambian, ¡y no sabemos nada! ¡Hasta se atrevieron a lanzar cigarrillos antiasmáticos! ¡Y hasta tienen topos en la OMS!
Se enfada...
Nuestro ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, es un tipo que ha fumado en el bar del Congreso... Tomemos ejemplo de Australia, dónde prohíben fumar en el coche si hay un menor. Me entran escalofríos...
¿Por qué?
Por una frase de cierto empresario del tabaco, hablando de los niños: “¿Tienen labios? ¿Sí? ¡Pues a por ellos!”

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